La pintura no es un oficio sino un imperativo espiritual al cual adherimos toda muestra naturaleza.
Creo que cada ser humano tiene sus propios códigos de identificación, correspondiente a niveles de sensibilidad.
Producir nuevos códigos, bebiendo permanentemente en el aporte cultural de todos los tiempos. La obra surca el tiempo y se anida en la conciencia de cada espectador, en ella vive, produce nuevos brotes y aferra sus raíces.“La obra se funda en la reflexión, desdeñando la urgencia. Expresivamente la forma avanza, como devorando misterio. Siguiendo las fuerzas mecánicas de la naturaleza, si ponemos nuestro fino oído sobre la superficie, escucharemos el rumor natural de su propio contenido.”
“Tomo como referencia varias corrientes que me han conmovido y una mirada retrospectiva a lo pasado con el máximo de seriedad y humildad, dirigida especialmente a los pintores flamencos con su actitud de alta nobleza del oficio. Del expresionismo tomo la angustia y el símbolo, dándole un nuevo sentido a este expresionismo, al poner la línea muy táctil que delimita el contorno de las formas.”
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